La hipertensión arterial y la hipercolesterolemia (colesterol alto) están considerados entre los más importantes factores de riesgo para padecer accidentes cardiovasculares y su importancia radica en los efectos sobre la aceleración de la arteriosclerosis de ambas patologías que se potencian de forma exponencial cuando se dan en un mismo sujeto. El aumento en los niveles de colesterol incrementa de forma gradual y continua el riesgo vascular del hipertenso, además de contribuir también al desarrollo y mantenimiento de la hipertensión arterial.
Con mucha frecuencia la hipertensión arterial y la hipercolesterolemia se asocian en los pacientes. La coincidencia de ambas enfermedades no es producto de la casualidad, sino consecuencia de una serie de interrelaciones comunes entre ambos procesos.
La tensión arterial, el colesterol total y los triglicéridos tienden a elevarse gradualmente con la edad hasta la quinta o la sexta década de la vida, momento en que se estabilizan.
En la población hipertensa, existe una tendencia a presentar niveles más elevados de colesterol total, LDL-colesterol y triglicéridos y menores de HDL-colesterol que la población con una tensión arterial normal.
La hipercolesterolemia es una enfermedad que se puede diagnosticar con mucha facilidad. Basta con determinar los niveles de colesterol en sangre, bien a través de un análisis convencional en el laboratorio, o bien con un simple pinchazo en el pulpejo del dedo y en pocos minutos sabremos cuál es el nivel de nuestro colesterol. Ya muchas farmacias disponen de este aparato.
Hace falta al menos dos determinaciones de las cifras de colesterol par llegar al diagnóstico porque las cifras están sometidas a fluctuaciones, por estrés, clima, etc
Para que la determinación de colesterol sea exacta se precisa hacer un ayuno de 12 horas antes de la extracción de sangre
Existen otros tipos de grasas en la sangre como los triglicéridos que también hay que determinar para valorar la magnitud de la patología lipídica o dislipemia.
El riesgo de aparición de complicaciones cardiovasculares es gradual y directamente proporcional tanto a los niveles de tensión arterial como a los de colesterol total y/o colesterol ligado a lipoproteínas de baja densidad (LDL-colesterol). Por el contrario esta relación de riesgo es inversa al nivel de HDL-colesterol.
Un colesterol elevado puede provocar enfermedades cardiovasculares: infarto de miocardio y angina de pecho, trombosis cerebral y arteriopatía periférica (falta de riego en las piernas). Estas afecciones son debidas a la presencia de arteriosclerosis, un proceso que se va desarrollando lentamente y en el que el revestimiento de las arterias (vasos sanguíneos) va a cubrirse con sustancias grasas (depósitos lipídicos) tales como colesterol.
Al igual que ocurre con la hipertensión, las cifras elevadas de colesterol no producen en principio ningún tipo de síntoma que haga pensar en esta enfermedad. Sin embargo, es principal factor de riesgo de enfermedades como, trombosis, embolias o infarto.
Recomendaciones generales para el hipertenso con el colesterol alto.